las aves cantaron en los montes,y en los campos de este cuerpo
la vida tomaba nombre.
Se vestía con esta grandeza
este color de Patagonia,
color verde y pensativo,
color de esfuerzo y naturaleza.
Somos hijos de un color libre
que nos abraza con la tierra,
nos vuelve uno con el viento,
la flor del cerezo y la tormenta.
Somos la sangre de la existencia,
de este color fuerte y envolvente,
en nuestras manos está el aliento
para una Patagonia fuerte y permanente.
Una razón que nos entiende
¡Patagonia para siempre!.
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